domingo, 16 de marzo de 2008

Semana Santa












Un poco más de olores en estos días Sevillanos, pero estos no tienen nada que ver con la naturaleza y si con la Semana Santa, esta ciudad inundada de fragancias mezcla de azahares e inciensos.

Sevilla se vuelve incomoda e intransitable para todo lo que no tenga que ver con pasos de procesión, gente corriendo de un lado para otro intentando alcanzar su imagen preferida en una esquinita por donde el palio de virgen pasa rozando milimétricamente una farola o un balcón abarrotado de gente, o precisamente hoy, domingo de Ramos, sentir a la Virgen de la Paz paseando al anochecer por el Parque de Maria Luisa con esa media luz tan tenue iluminando su cara, y esperando poder disfrutar de una buena chicotá al son de tambores y cornetas, o de escuchar una buena saeta con un marcado redoble de tambor.

No soy muy religiosa pero después de tantos años vividos en Sevilla he aprendido a amar estos ratitos semana santeros, quizá para mi no sea una experiencia religiosa, pero si he aprendido a vibrar con el sentimiento de un pueblo, a compartir esta manera de expresion tan singular, y confieso que no se todavía porqué, pero he sentido estremecimiento en muchos rincones de Sevilla anulada entre la bulla de gente, sobrecogida, mientras mecían el paso de la Virgen en un baile que en ese momento era el baile de todo un pueblo.

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