sábado, 27 de septiembre de 2008

Dia de pintura



Hoy me toco pintar el salón de la casa de mis padres en Puerto de Bejar, es grande y termine cansada pero contenta, en dos años no se pintaba y una casa cerrada con humedad se deteriora muchísimo.
Me encanta ver salir la nueva luz en las paredes, es como renovarse, estrenar, es como una ducha caliente en invierno, o fría en verano.... y es que siempre tengo que buscarle una sensación física a la satisfacción, no se porqué,...... quizás sea para hacer más entendible el gusto que me provoca la decoración y el efecto final en las cosas, creo que si tuviera mucho, mucho dinero, me dedicaría a comprar todas las casas singulares deterioradas y arreglarlas por el simple hecho de recuperar su esplendor y sentir el nerviosismo que me va provocando el cambio hasta ver la obra culminada, me gusta trabajarlo yo misma al ritmo de "ya", y no tengo paciencia para esperar a que me lo hagan.
Si hubiera nacido en un país pobre o en una aldea indígena, mi chozita seria especial, no me importaría recorrer kilometros en busca de tonos en los colores de la tierra o en los taninos de las plantas, utilizaría mis propias manos para pintar las paredes, decoraria con plantas del lugar, en parterres alredeor de ella, no podria dejar de crear el habitat especial donde compartir, no me quedaria más remedio que seguir mi instinto innato decorativo, si no, dejaria de ser yo aunque mi cara fuera negra, blanca , cobriza o amarilla. Deformación profesional.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

LA CASA
Allí, en el anaquel, entre el libro de cocina
y "Los cien mejores poemas de amor", guardas la foto
del que no retornó.
El mago que se hizo a la mar en una colcha de retazos,
aferrado a su oración contra todo conjuro.
Sobre el polvo de los muebles está la huella de su mano.
El indicio de su partida y el vacío
que no pudieron llenar tus fiestas de libélulas
y alcaravanes.
En el silencio de la casa,
tus pasos de suprema dictadora de la ternura
anuncian la llegada de un nuevo verano.
Fuego fatuo. Brillo de luz entre dos oscuridades,
me digo, y la madera acepta en su canto
la absoluta levedad
de tu mirada, que en el último instante
sabe que los niños que juegan en el patio
son el árbol y el viento que lo cubre, las flores
de la abuela y los nietos que despides con el beso
anterior al naufragio. Es áspero el salitre y los adioses
que nunca fueron del agrado del pañuelo.

Luis Felipe Comendador dijo...

Qué pasada de casa, y qué envidia... yo, que me paso el día en espacios pequeños, desearía tener una casa así para vivirla.

Un besote, pintautora.

Anónimo dijo...

Me parece que, si ésa es la casa de tus padres, lo de la decoración te viene de genética!! uff, qué gozada!.
Sabes? uno de mis sueños sería tener una casa así (y con un gran patio), pero a veces la vida no acompaña, o la compañía no da vida... que todo puede ser...
El caso es que tienes arte, chiquilla, JO, y yo tendré que seguir conformándome con pintar y restaurar mi "careto" cada mañana (cachissss!,jeje).

Un besazo guapa!


pd.: MyK, me he puesto contentísima al ver la entrada que te dedicó LF, estaba segura de que os caeríais genial y me daba rabia que no os conociérais aún.
Muaccccc!!