viernes, 26 de septiembre de 2008

Henry Michaux




HE NACIDO AGUJEREADO

Sopla un viento tremendo,

No es sino un pequeño agujero en mi pecho,

pero sopla en él un viento tremendo.

Pueblecito de Quito, tú no eres para mí.

Yo necesito odio, y envidia; ésta es mi salud.

Es una gran ciudad la que necesito.

Un gran consumo de envidia.

No es sino un pequeño agujero en mi pecho,

pero sopla en él un viento tremendo,

En el agujero hay odio (siempre), espanto también e impotencia.

Hay impotencia y el viento está cargado de ella;

fuerte como los torbellinos,

rompería una aguja de acero,

y no es más que un viento sin embargo, un vacío.

¡Caiga la maldición sobre toda la tierra, sobre toda la civilización,

sobre todos los seres en la superficie de todos los planetas, a causa de este vacío!

Un señor crítico ha dicho que yo no alimentaba odio.

Este vacío, he ahí mi respuesta.

¡Qué mal se está, ay, en mi pellejo!

Siento la necesidad de llorar sobre el pan de lujo de la dominación y del amor,

sobre el pan de gloria que está afuera.

Siento la necesidad de mirar por el cuadro de la ventana,

que está vacío como yo, que no se alimenta de nada,

Dije llorar; no, es un barreno a frío, que barrena,

barrena incansablemente,

como sobre una viga de haya en la que 200 generaciones de gusanos se hubiesen

legado esta herencia; "barrena, barrena..."

Esto ocurre a la izquierda, no digo que sea el corazón,

Digo agujero, y no digo más, es rabia y contra ella no puedo,

Tengo siete u ocho sentidos. Uno de ellos: el sentido de lo que falta.

Lo toco y lo palpo como se palpa una madera,

una madera que sería más bien una gran selva de esas que ya no se ven en Europa

desde hace mucho.

Y esto es mi vida, mi vida en medio del vacío.

Si este vacío desaparece, yo me busco, enloquezco y eso es todavía peor.

Yo me he construido sobre una columna ausente.

¿Qué habría dicho el Cristo si hubiese estado hecho de este modo?

Hay algunas de estas enfermedades que, si se las cura, no le dejan nada al hombre.

Muere pronto, era demasiado tarde.

¿Puede acaso una mujer contentarse solamente con odio?

Si es así, amadme, amadme mucho y no dejéis de decírmelo,

y que alguna de vosotras me escriba.

¿Pero qué significa este ínfimo ser?

Casi no lo había advertido,

Ni dos nalgas ni un gran corazón pueden llenar mi vacío,

Ni ojos llenos de Inglaterra y de ensueños, como suele decirse.

Ni una voz cantante que dijese completivo y calor.

Los estremecimientos encuentran en mí un frío siempre alerta.

Mi vacío es un gran glotón, gran moledor, gran aniquilador.

Mi vacío es algodón y silencio,

Silencio que todo lo detiene.

Un silencio de estrellas,

Y aunque ese agujero es profundo carece totalmente de forma.

Las palabras no lo encuentran,

chapotean a su alrededor,

Siempre he admirado a esos que por creerse revolucionarios se consideraban hermanos.

Hablaban los unos de los otros con emoción; chorreaban como sopa.

Eso no es odio, amigos míos, eso es gelatina.

El odio es siempre duro,

hiere a los demás,

pero también desgarra al hombre en su interior,

continuamente.

Es el reverso del odio,

Y no hay nada que hacer. No hay nada que hacer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tengo una impresión que
me bebe a gotas

jamás sentí estremecer tanto, tan fríamente el cielo.
jamás lo vi desteñirse de esta manera, como una rancia
manta que se olvida en el closet.

rojo vivo. rojo muerto talvez
así descubrieron a mis ojos los pájaros que daban la vuelta
en las nubes de alambre
se vivificaba cada paloma, y cada árbol iba desmesurando
su sombra

mientras se deshojaba el aire
nadie dijo que a mis espaldas se acercaba un abismo
con pasos cortos, para que no lo oyera
destruyendo mi silencio

el vacío fue mi asesino
me disparó enfrente de mis alas
como si pudiera escaparle a su negrura
o detenerme con las rocas de mi aliento

la agonía era intensa
el sol oculto escupía sangre
y sus rayos replegaban orificios donde pequeñas siluetas
iban cubriendo el mundo

un mundo repatriado prisionero entre las garras de la humillación.

una mancha de esperanza se iba
apagando detrás de mis párpados disolutos

tengo una impresión que
me bebe de a gotas

y no es porque nadie oye mi grito en el suspiro
ni porque el cielo mastica nuestros cuerpos viejos
ni porque nada queda en el lugar de aquella raíz de polvo
ni porque la mente en vez de pensar actúa como espina de rosas

impresión que crece a cada segundo
y los segundos enfermizos gotean en mi reloj de cemento

impresión que llega hasta donde estas vos
impresión de necesitarte y amarte y soltarme de este cielo adusto
impresión de ver tus ojos como una mariposa sin rumbo.

cuando los lápices de mi alma rallan los papeles del destino
y mi saliva no puede atravesar mi esófago porque vos estás ahí
quieta. frágil. rozando mis pulmones.
logrando que mi oxigeno se vista con tus átomos.

cuando la savia es agria al paladar de los insectos
y nadie
nadie
nadie puede soportar que el viento vaya para el sur
arrastrándolos hasta la dentadura
perfecta de un norte hambriento.

cuando el cielo -como hoy-
se interna en el hospital de los anónimos
siendo dios el médico del dolor
y el suero del adiós

y esta impresión que cava pozos en los pisos
del amanecer
y lo hunde y lo hace gemir en su lecho de muerte

me doy cuenta

que estoy lejos de tus orbitas
que nos separa mas que la ausencia y el desconsuelo
que tus ojos van dejando rastros y huellas verdes
para que yo las alce

y es cierto que nada destejerá
nada romperá
nada matará
Tu Mirada
que a lo lejos va colocando hojas en cada sendero

y yo las tomo como si del árbol que cayeron
fueron tus manos tu boca tu piel o tu alma.

tengo una impresión que
me bebe de a gotas.

y juro haber cerrado el grifo de la vida
ayer a la noche.