miércoles, 25 de junio de 2008

En el calor de la noche




Sevilla otra vez en mi diario, temperatura infernal como acogida y día tórrido y lento agudizado por tema de visitas de despachos letrados.

Calor, calor y mucho calor esperando que oscurezca el sol para un respiro nocturno, mojar el cuerpo en la ducha sin apenas secarse para que se fije en la piel un poco de brisa fresca durmiendo al pairo en el hotel de las mil estrellas ( mi terraza), abrir bien los ojos y llenarlos de ellas, soñar despierta al ritmo de las cigarras que evocan paisajes lejanos y rumores de bosque, nostalgia de recuerdos y deseos imposibles que aumentan la soledad. Es duro y amargo sentir en soledad, y alimentar la mente con deseo no ayuda, lo único que ayuda es soñar, porque en el sueño el deseo es interminable no acaba nunca y me rindo apaciblemente a esa irrealidad hasta que el sueño me abraza en el calor de la noche.

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