lunes, 27 de octubre de 2008

Del respeto




Porque soy parte de la espiga y la nube,
No puedo no respetarte...
Porque soy parte del silencio y la estrella,
No puedo no respetarte...
Porque soy parte de la sangre y del tiempo,
No puedo no respetarte...

Parte del conocimiento y del cansancio,
Parte de los días y de los ríos,
Parte del amor y de las glicinas,
Parte de las tierras y los esfuerzos,
Parte del clima y de los nombres...

De la mudanza y de los cuerpos,
De las piedras y la sinceridad,
Del trabajo y de los insectos,
Del mar y las claridades,
De la pasión y de los árboles...

Y de los tejidos y de las palabras,
Y de los pensamientos y del sudor,
Y de paisajes y del llanto,
Y de la línea...

Porque soy parte
De la vida...

No puedo
No respetarte.-

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El respeto exige un trato amable y cortés; el respeto es la esencia de las relaciones humanas, de la vida en comunidad, del trabajo en equipo, de la vida conyugal, de cualquier relación interpersonal. El respeto es garantía absoluta de transparencia.
El respeto crea un ambiente de cordialidad y seguridad; permite la aceptación de las limitaciones ajenas y el reconocimiento de las virtudes de los demás. Evita las ofensas y las ironías; no deja que la violencia se convierta en el medio para imponer criterios. El respeto conoce la autonomía del cada se humano y acepta complacido el derecho a ser diferente.
El respeto es la posibilidad de aceptar tus defectos y tus virtudes sin poner en tela de juicio lo que ves en los demás, porque jamás obtendrás de otros lo que no eres capaz de darte tu mismo, ya que en la medida que lo logres serás capaz de otorgarlo a los demás.
Respeto es el reconocimiento del valor inherente y de los derechos innatos de los individuos y de la sociedad. Estos deben ser reconocidos como el foco central para lograr que las personas se comprometan con el propósito mas elevado en la vida.

Yo xoxo

Anónimo dijo...

Lo que vive y lo que vale,
son los latidos del alma,
la ética de la estética,
la acción de los maestros,
que cultivan lo que predican,
por herencia de la coherencia

Anónimo dijo...

Nosotros no nos esforzamos, queremos, apetecemos ni deseamos algo porque juzgamos que es bueno, sino por el contrario, juzgamos que algo es bueno, porque nos esforzamos por ello, lo queremos, apetecemos y deseamos.