jueves, 19 de marzo de 2009

COMO CADA MAÑANA



Ahora sé
que estas calles nos han hecho solitarios
y nuestro corazón
tiene el pulso amarillo
de las maderas lentas de un tranvía.

Sobre su cuerpo viejo
andábamos despacio, de forma irregular,
con una simetría parecida a los árboles.

Era hermoso acudir
cada mañana
y respetar la cita con la hiedra
del muro,
los ropajes cansados de las casas estrechas
y de las calles sucias. Agradable
cruzar sobre algún puente,
detenerse lo exacto
para ver cómo el agua discute en las orillas.

En su jardín olimos
los primeros inviernos, su curso indefinido
por entre las palmeras.
Casi nadie pasaba,
sólo había
cuarenta sillas rojas
de los bares cerrados y alguna soledad
definitiva.

Durante muchos años,
durante tantos días que pasaron
el uno tras el otro,
el deber era un cierto paseo solitario,
la cita con un rumbo que sólo desviamos
para pisar las horas que caían,
los sueños que faltaban,
la superficie helada de los charcos,
para saltar los setos
o besamos las uñas moradas por el frío.
Y llegando a la puerta solíamos comprar
pequeños caramelos de nata o de violetas.

Entrábamos por fin para mezclamos
como cada mañana de la vida
con el paso cansado, los azulejos fríos
de un mundo hecho en latín
y números romanos.

Ahora sé
que en aquella ciudad deshabitada
la gente andaba triste,
con una soledad definitiva
llena de abrigos largos y paraguas.


3 comentarios:

dintel dijo...

El paraguas siempre me ha parecido solitario, aunque en la pareja signifique amor...

Anónimo dijo...

qué bonito es esto:
" sólo había
cuarenta sillas rojas
de los bares cerrados y alguna soledad
definitiva."

Es hermoso cómo has plasmado esa "imagen". Es muy cinematográfica. Es bonita

Un beso, guapa

Gabriel Cusac dijo...

No sé qué ocurre con los comentarios; alguno que otro no te llega. Veremos si hay suerte ahora. Te decía en uno de estos mensajes perdidos (y, digo yo, ¿dónde?) que dejé de leer poesía hace tiempo, empachado de mistificaciones y jeroglíficos. Tuve poca paciencia, es cierto. Me lo demuestras con tus selecciones de poesía clara y a la vez emotiva. Este último poema -frío, atmosférico y visual- me ha traído recuerdos, no de situaciones, sino de emociones. Entiendo esa soledad.