sábado, 20 de junio de 2009

Jose Maria Cumbreño


EL INSTINTO Y EL ERMITAÑO

El instinto salió en forma de serpiente al encuentro del ermitaño.
Al verla, el anciano, que conocía la naturaleza humana, no quiso matarla.
Prefirió adormecerla mediante un encantamiento y llevársela consigo enroscada en su cayado.
Que el camino es muy largo.
Y nunca se sabe.

1 comentario:

Gabriel Cusac dijo...

El ermitaño hizo bien. Más de una vez la serpiente tendría que despertar.