martes, 28 de julio de 2009

fuego











































El fuego ejerce sobre mi un poder de seducción importante, tanto es así, que he invertido una gran parte de mi tiempo durante años en encenderlo por la mañana en mis inviernos sin calefacción, no me importaba el sacrificio y el acarreo de leña y el esfuerzo que suponía mantenerlo avivado durante todo el día, pero me compensaba largamente... he vivido mis mejores recuerdos arropada en él , pero así como el fuego gusta, el incendio horroriza , el fuego es placer para mirar, acogimiento para compartir pero, eso sí, es calor dominado en el hogar, cuando el fuego se desboca en su pasión sofocante lo arrasa todo, no respeta, se convierte en muerte y cenizas.
Hoy, en Bejar, hemos respirado humo todo el día y el sol oculto en él, nos ha lanzado una luz naranja parecida a un eclipse, ha sido una sensación rara la que he tenido ,por lo desconocida, un poco abrumadora y que me ha hecho pensar en el horror que debe suponer tenerlo cerquita, la inseguridad que provoca la fuerza de la naturaleza desmandada es increíble, y es que, aunque vivamos en la era de las innovaciones tecnológicas, todavía no hemos aprendido a controlar a la naturaleza que es sabia, y de vez en cuando, nos pone en nuestro sitio, y nos recuerda que somos seres indefensos e impotentes ante ella, nos impone respeto y mimos que no cumplimos ,y nos castiga con toda la potencia de su fuerza destructora, no aprenderemos nunca.

7 comentarios:

dintel dijo...

A mí no me seduce nada el fuego. Me pone nerviosa ver cómo se queman los bosques verano tras verano sin poder hacer nada.

Antonio Ruiz Bonilla dijo...

Nosotros la mimamos metiéndole fuego, es nuestro estilo, no sabría decirte qué nos merecemos.
Un saludo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Cuando el fuego y el agua se desatan, nos damos cuenta de lo poco, poquito, que somos.

SILVIA dijo...

El fuego es un brujo que nos hipnotiza con du destello y nos abruma con su calor. Es maravilloso cuando es controlado y compartido, como tu bien dices. Pero cuando Doña Natura se enfurece con nosotros (y motivos no le faltan, seamos conscientes de esto), se convierte en su arma mas feroz, arrasando todo cuanto se interpone en su camino. Y entonces me aterra. Mi madre solia decir: cuando el agua que hemos desplazado, reclame su sitio, el nuestro quedara anegado por los siglos de los siglos. Me ha gustado tu relato. Mil besitos!!!

Gabriel Cusac dijo...

El fuego es seductor. Incluso un gran incendio, debemos admitirlo, es un espectáculo. Pero aquí no cabe eso del arte por el arte. Yo también he visto el cielo oscurecido por el día, y una terrible franja roja al atardecer, como sangre. Y lo es: sangre derramada por la naturaleza. Todos los años, todos, hay un incendio en Las Hurdes. Y por allí saben que tales incendios están vinculados a la industria de la madera, y que aquella espectacular ley que se hizo hace algunos años es, en realidad, obsoleta, porque ha sido fácil buscarle las vueltas. Tarde o temprano, la madera es vendida, y más barata. Tarde o temprano (cinco años) los terrenos quemados se pueden declarar urbanizables. Las leyes deben endurecerse, los medios de prevención y extinción deben multiplicarse. Cuando se quema el monte, aquí o en la Cochinchina, se quema un poco de nuestras vidas.A pasos agigantados, por unas cosas o por otras, pero generalmente por intereses económicos, estamos dejando una mierda de planeta a las generaciones que vienen.

Marina dijo...

Joer Silvia, ¡qué lista tu madre! siempre con sentencias precisas... que espero no se cumplan. Uf

Lo que dice mjppl lo vivimos todos y lo respiramos todos. El cielo estaba oscurecido y se veía la columna de humo acercándose.

Yo estaba una vez de monitora en un campamento de niños (Para los de Béjar, en los pinos) y se quemaron los pinos que estaban alrededor de la casa, fue muy de locura y tremendamente peligroso. Las evacuaciones controladas sirven para hacerlo luego igual... funciona, teniendo siempre en cuenta un tanto por ciento razonable de personas histericas, el resto lo hacen bien. Gracias a eso salimos todos ilesos.
Al fuego, como a tantas cosas, hay que tenerle respeto... el miedo, desués.
Un beso chavalina.

Isabel Huete dijo...

El fuego tien eso: es acogedor y romántico y también violento y destructor. Todo depende de que esté controlado o no. A mí me da terror y a la vez me enamora según las circunstancias. Es terrible lo que está sucediendo este verano.
Un besazo, bonita mía.