viernes, 26 de febrero de 2010

La grua



Convivo con una grúa desde hace más de un año, se que suena raro, pero es cierto. El día que apareció no fue bienvenida, estorbaba mi vista e invadía mi espacio, nunca me cayó bien y todavía hoy la miro con desprecio. En días claros se activa con el sol y no deja de dar vueltas alrededor de mi galería, sinuosamente, cadenciosamente.... con su cancioncilla de polea elevadora intermitente..... ñiiiiiiiiiiiiiiiiii.......ñiiiiiiiiiiiiiiiii..... cada vez que coge y descarga peso, haciendo notar, insolente, su fuerza y capacidad de trabajo. Los fines de semana tiene la fea costumbre de plantarse inamovible a un metro y medio de mi cara (lo juro...y no sé si es legal).
Me levanto y desayuno en la galería y ella, cabezona, me da los ¡buenoooooos díaaaaaas, te estoy mirandooooo!, intento ignorarla y al mediodía, insistente, me dice otra vez..... ¡hooolaaaa, ¿esta bueno ese filetito con ensaladaaaaa?.......¡grrrrrrr!... la odio, mi descanso es la noche en la que desaparece de mi vista como por arte de magia y me deja descansar de su compañía para recuperar fuerzas.

Estos días de temporal, zarandeada por el viento y la lluvia, se cabrea de tal modo que se pasea nerviosa por delante de mis narices como enloquecida.... como un novio celoso apostado en guardia delante de una puerta yendo de acá para allá, recriminándome.....!haz algo que estoy mareada y si nó, voy a meterme atravesando tu galería a darte una colleja!, me asusta, me asusta realmente en estos días porque la siento temblar y a pesar de su alto porte y su pesado culo, no sé si aguantará el embite del viento y se plantara descaradamente a cenar en mi mesa sin invitación y a dormir en mi cama sin permiso, creo que el día que se la lleven hasta puede que la eche de menos. ! Que cosas!.



7 comentarios:

SILVIA dijo...

paciencia y buen humor, que de eso sabes mucho cielo. Besitos!!!

Gabriel Cusac dijo...

Yo también llevo conviviendo con una grúa más de un año. La grúa me da igual. Pero lo que se ve debajo me repatea; lo que no se ve, más todavía. La grúa, Mayca, no es sino una gigantesca cruz. Su gemido, un réquiem. Y algunos personajillos de este pueblo donde vivo -o sobrevivo-, delincuentes. Eso sí, ilustres e impunes.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

al final la vas a coger cariño y todo...

Ccasconm dijo...

Al final acabaremos todos con vocación de estilita...

Un besazo

Por cierto, te ha quedado genial la cabecera.

Marina dijo...

A mí tb me asustan las grúas, siempre espero que se descuelguen y me atrapen....

Besos

Donce dijo...

Ay, lo que me acordé anoche de ti con lo del viento hipohuracanado...
Estás bien, verdad??

fotosbrujas dijo...

Eso, lo mires por donde los mires e suna relacion imposible, quietátela de la cabeza,
¿Consejos doy que para mi no quiero?