martes, 1 de diciembre de 2015

Memoria de otra piel








Yo conocí el verdadero sabor de las palabras, degusté sus aromas en los retazos  que de ti quedaron grabados en mi piel. Un acróstico de luna escribía nuestros nombres en la explosión de un poema derramado en las calles y en las plazas.
Juntos pronunciamos la metáfora del lirio que en su ascenso derrama su blancura en la azucena y descubrimos el milagroso crujir del junco al roce de las pieles. Llegábamos a ser luz cuando extendíamos la pasión en algún verso y  la misma sed nos envolvía.
Aún puedo sentir mi fragilidad temblando en tu misterio cuando un diálogo de besos reclamaba el ardor que precede a los suspiros.
Tal vez tan solo fuimos un paréntesis en la inabarcable irrealidad de un sueño y nunca sepamos porqué cayeron las sombras en las calles que aún guardan nuestros nombres.
No puedo comprender qué enigma envuelve este silencio. Quizás las palabras sepan de razones que escapan a los ojos y los vocablos nublen las miradas que ansían nuevos horizontes. 
A veces no es tan fácil acostumbrar la piel a un nuevo tacto.
 
Poema y dibujo copiado del blog de Ana Villalobos Carballo (Coreografía de emociones)

2 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

y a veces sí
Besos.

Myriam dijo...

Hermosos texto e imagen. Gracias, Mayca
(ya estoy de regreso de mis viajes). Besos