Yo
conocí el verdadero sabor de las palabras, degusté sus aromas en los
retazos que de ti quedaron grabados en
mi piel. Un acróstico de luna escribía
nuestros nombres en la explosión de un poema derramado en las calles y en las
plazas.
Juntos
pronunciamos la metáfora del lirio que en su ascenso derrama su blancura en la
azucena y descubrimos el milagroso crujir del junco al roce de las pieles. Llegábamos
a ser luz cuando extendíamos la pasión en algún verso y la misma sed nos envolvía.
Aún
puedo sentir mi fragilidad temblando en tu misterio cuando un diálogo de besos reclamaba
el ardor que precede a los suspiros.
Tal
vez tan solo fuimos un paréntesis en la inabarcable irrealidad de un sueño y nunca
sepamos porqué cayeron las sombras en las calles que aún guardan nuestros
nombres.
No
puedo comprender qué enigma envuelve este silencio. Quizás las palabras sepan
de razones que escapan a los ojos y los vocablos nublen las miradas que ansían
nuevos horizontes.
A
veces no es tan fácil acostumbrar la piel a un nuevo tacto.
Poema y dibujo copiado del blog de Ana Villalobos Carballo (Coreografía de emociones)
2 comentarios:
y a veces sí
Besos.
Hermosos texto e imagen. Gracias, Mayca
(ya estoy de regreso de mis viajes). Besos
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