jueves, 19 de junio de 2008

Luis Felipe Comendador


La Gran Ilusión

Tengo algo que decirte,
y no puede esperar
a que crezcan las palmas
en un desierto ajeno.

Escucha,
pues en mi voz dormitan
trochas verdes sin límites
y sólo en este instante
desanudo mi boca
de su sed y te hablo:

Reanudarán los mares sus tareas de peces,
morderemos las frutas
y en las adormideras
sestearán nuestros cuerpos
una tarde de lluvia.

Tu vendrás de las parras
con las uvas del fuego
para hacer una hoguera
que desabrigue el frío;
Yo habré dado comienzo a un mundo extraño,
nuestro,
en el que no haya sombras
que puedan molestarnos.

Me mirarás al centro
- no a los ojos-
y tendrás la certeza
de que soy para serte
hasta que quiera el tiempo.

Sentados bajo un olmo,
sin nada que ponernos,
declinaremos juntos
hasta el último gesto.

El mundo será entonces
para empezar de nuevo.

2 comentarios:

dintel dijo...

Espero que siempre sea todo para empezar de nuevo.

mojadopapel dijo...

empezar siempre es ilusionante, continuar sacrificado, y terminar deprimente últimamente me inclino por soñar, nunca decepciona y no se acaba.