Pararse un poco

Pasar como un suspiro por mi ciudad es lo único que puedo hacer últimamente, mis pobres plantas subsisten con cuidados prestados agradecidas por alimentarse pero necesitan respirar aire y descorrer las cortinas para divisar el paisaje, mis maletas necesitan un respiro, vaciarse un poco y descansar, igual que yo necesitan retomar una vida más sedentaria, más equilibrada, más centrada, mi perro no distingue ya cual es su hogar y su propio espacio ni yo tampoco, y mira que me gusta moverme y que soy persona poco sedentaria, pero basta ya, necesito recuperar mi sitio y parar un poco este vaivén alocado de subidas y bajadas por la ruta de la Plata. Conduzco como una autómata por esta avenida Norte sur que he llegado a realizar en dos horas y treinta minutos Bejar- Sevilla, quiero vivir en mi ciudad aunque sea solo un mes seguido, necesito sentir aunque sea una sola vez la sensación de claustrofobia por estar allí, encender los fuegos de mi cocina y comer lo que me apetezca, tender mi ropa y dormir a pierna suelta en mi sofá, pero sobre todo necesito vehementemente volver a recorrer esas carreteras de mi sierra buscando mi establo para restaurar, proyecto que tengo abandonado desde hace dos años (c' est la vie) pero mi vida va a cambiar, tiene que cambiar lo necesito. O no.