Echo de menos mi ciudad, la ciudad donde habito sin vivir casi desde hace un año por diferentes motivos, esta ciudad estrecha que me ha enganchado a sus calles, a sus esquinas que añoro pasear, a sus rincones donde sentarme un ratito mirando a sus ventanas, sus balcones, imaginando la vida interior desde fuera, ciudad recogida de horarios rígidos donde a ciertas horas le da a la gente por salir como a un encuentro citado donde el bullicio traspasa paredes como en manifestación callejera y otras se siente un silencio sepulcral de recogimiento monástico, que mi perro y yo disfrutamos en paseo solitario haciéndonos sentir los dueños de la calle, con la única compañía de nuestros pasos y el viento fresco de la sierra. Es un lujo sentir la ciudad adormecida palpitando en sus entrañas y poseerla en el silencio de la noche.
LA PROCESIÓN DEL CORPUS SE VISTE DE PEINETA
Hace 3 días
2 comentarios:
Yo también echo de menos a los lugares. Supongo que entran dentro de las sensaciones.
las sensaciones, los olores ,los sabores,todo lo que nos ofrece nuestros sentidos a flor de piel ,ah!
.... y los colores y todos los ores que quieras añadir.
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