lunes, 17 de noviembre de 2008

Tristeza


Navegar silencios
remar con los brazos sin memoria
derretir razón y reflejo
abandonar la barrera entre vida y muerte
pasado y presente

Llegar a la cima de la pirámide
ver flamear los astros
asomarse al infinito
y fluir con destellos propios
como parte de la perfecta inmensidad.

2 comentarios:

Marina dijo...

Sólo tenemos una voluntad, si la dividimos en palpitantes mitades, se desbarata y no puede con todo. Me siento en mi balcón y miro alrededor: el camino del castañar, el de la estación, el centro y la periferia. Si sólo tengo dos ojos no puedo abarcarlo todo. Será mejor cerrarlos, hacer un "totus revolutus" y que se apañe cada rincón con lo que le toke. ¿Qué no se me entiende?. Me asustaría que alguien lo hiciera. Aunque me gustaría que alguien me explicara. Quizá Luís Felipe que está fuera o Antonio Turríon que estaba dentro, se atrevan.
Esta vez no es tristeza, es un deconcierto que me descoloca.

mojadopapel dijo...

Creo que intuyo tu desconcierto,como el de Antonio, animaros se necesita gente como vosotros....y claro que puedes abarcar, tu mirada es gran- angular.Un beso chispilla.