Este retrato de mi hermano Juan Carlos, que pintó
Manuel Domínguez Guerra, en el año 1976, me hace recordar una etapa de ilusión
y ganas de comerse la vida, de revolucionar lo existente, de cambiarlo todo en
un intento de mejora para él y los que le rodeaban... Con los años, la
frustración y el desánimo fueron haciendo mella en él hasta caer en una
depresión que fue minando su vida.
Estoy feliz porque el día 31 de mayo, en el Círculo
Mercantil de Sevilla, le hicimos un homenaje en el décimo aniversario de su
marcha, propiciado por amigos y que se llevó a efecto con la ayuda del Ateneo
Popular para reconocer, divulgar su obra artística y rememorar pasajes
anteriores de vida y amistad.
Ahora ya, tranquila y relajada, después de estos
días de nerviosismo, van pasando por mi mente cientos de flashes fotográficos,
en los que guardo miradas, sonrisas, agradecimiento y alegría continuada y creo
sinceramente que Juan Carlos en realidad cumplió su cometido en parte,
porque plantó una semillita de buen hacer, cariño y amistad que he notado
de una y otra forma muy intensamente en estos días. Os doy gracias por ello y
estoy segura que en dónde esté Carlos seguirá teniendo en su cara esa sonrisa
feliz y picarona que le hizo tener estos amigos que tanto se acuerdan de él. Os
quiero.
3 comentarios:
Cuántas emociones. Un recuerdo necesario y debido de un artista y la amistad y el cariño de amigos y familiares. Gracias por darme la oportunidad de conducir el acto.
Maravilloso y emotivo homenaje en el que sabes
que desde aquí físicamente, lo he compartido,
de corazón, en espíritu.
Un abrazo muy fuerte, Mayca.
También tenía una hermana (bueno, dos que yo conozca) que le adoraban y creían en él.
Enhorabuena preciosa, no hay nada que tus manos mágicas y tu mente peregrina y entusiasta, no puedan conseguir.
Mil besos.
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