Me ha sorprendido. Es una extraña sensación. Como algunos de vosotros, durante el primer brote del COVID-19 y los posteriores días de confinamiento, Pedro iba escribiendo en su blog, como es su rutina, y yo le iba leyendo como es mi diaria costumbre también.
Pedro decidió publicar todo lo escrito desde el día 2 de marzo, días antes del confinamiento, hasta que llegamos a la etapa de desescalada en la que se permitió la movilidad entre provincias. Ya ha salido publicado su libro La metáfora del mirlo hace unos días y ya se puede comprar en librerías.
Por fin tengo el libro en mis manos, lo he leído y me ha sorprendido mucho más de lo que esperaba, porque ya conocía su contenido y, sin embargo, me ha parecido distinto, me he puesto a pensar por qué y me he dado cuenta de que no es lo mismo leer algo fragmentado, que se pierde en el tiempo, que organizar el contenido y darle un tono unitario. Tampoco sabía que Pedro no publicaba todo el contenido que escribía diariamente y que aquí aparece por primera vez publicado en su integridad. Desconocía esa labor de organización y ubicación, que es incluso más laboriosa y entretenida que el propio fragmento que publicaba diariamente en su blog. Es un texto nuevo, diferente, que se comprende mejor ahora, lleno de variedad, que no trata de imponerse a la opinión de nadie, en el que se describe la evolución de los sentimientos colectivos e individuales.
Me ha encantado. Pedro ha conseguido un libro lleno de reflexión, de dudas, a veces lleno de temores y preguntas, de incertidumbre hacia el futuro, pleno... de intenciones renovadoras y de estudio de comportamientos sociales, tanto en el reconocimiento de pertenecer a un grupo humano igualitario en el sufrimiento, sin distinción de ricos y pobres como en la denuncia de los distintos comportamientos políticos... Y todo ello adornado con sensaciones, recuerdos muy personales, vivencias llenas de sensibilidad en un íntimo y perfecto retrato de interior. Hemos tenido mucho tiempo para meditar y creo que Pedro ha hecho muy bien los deberes.
Si a alguno de nosotros, pasados los años nos preguntaran: ¿Cómo vivisteis la pandemia?, yo, en mi caso, cogería el libro de la biblioteca, extendería mi mano y le recomendaría leer La metáfora del mirlo.
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