El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.
8 comentarios:
Un paisaje sublime, y unos versos acogedores. Me ha encantado.
Mil besitos!!!
El otoño es tan hermoso, y parece que este año está durando más de lo corriente.
Un abrazo amiga!
Estos ángeles vuelven. Siempre vuelven.
Jo, este Ángel abría la boca y lo sembraba...
(oye, sabes que a mí el otoño me da más miedo que un nublao?!)
Y tu foto es chula-chula.
Un besito reina mora.
Este finde han venido unos amigos a Bájer y yo les he mostrado orgullosa sus colores otoñales. Es un verdadero placer.
Un beso guapa
Buenas tardes, mojado papel:
Llegamos tarde.
Ya pasó el ángel.
Se ve en tu fotografía.
Volverá.
Le pilla de camino.
Saludos. Gelu
Este verano concreto se ha obstinado más que nunca en perpetuarse. Y yo, que soy pobre, añado un motivo de alegría más prosaico: ¡Ya en noviembre, y sin enceder la calefacción! ¡Qué ahorro!
qué fotos tan preciosas pones siempre
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