Hay sentadas reivindicativas como las que hacíamos allá por los setenta y pico (echo de menos algunas, que hoy día, también podríamos promover) y hay sentadas placenteras, como la de hoy, en las que el motivo inicial es recuperar fuerzas cuando se hace camino disfrutando de un piscolabis que nuestro estomago agradece....a medida que la química va haciendo su efecto, el cuerpo y la mente se van relajando, y si tienes la suerte de tener conversación animada y enriquecedora, el placer se prolonga más de lo usual porque nadie se quiere ir de allí.....porque el viento brisa la hierba.....porque el juego de luces y sombras te envuelve....porque te arropa la naturaleza y porque la percepción sensorial se agudiza haciendo los momentos tan sencillos como trascendentes. No deberíamos salir nunca de la naturaleza.
De la realidad y la IA
Hace 55 minutos
3 comentarios:
Me encanta.. Adoro el verde, los árboles, los bosques.. Para mi son un paraíso..
Donde es el lugar de la foto?
Te sigo, va? Muaak :)
Camino de la francesa (Bejar)
Lo mejor de esas sentadas para mi es la conversación con los duendes, echo de menos esos bosques hermana.
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