Ven, mi amor, en la tarde de Aniene
y siéntate conmigo a ver el viento.
Aunque no estés, mi solo pensamiento
es ver contigo el viento que va y viene.
Tú no te vas, porque mi amor te tiene.
Yo no me iré, pues junto a ti me siento
más vida de mi sangre, más tu aliento,
más luz del corazón que me sostiene.
Tú no te irás, mi amor, aunque lo quieras.
Tú no te irás, mi amor, y si te fueras,
aún yéndote, mi amor, jamás te irías.
Es tuya mi canción, en ella estoy.
Y en ese viento que va y viene voy,
y en ese viento siempre me verías.
5 comentarios:
Llegar a tu rinconcito cálido en esta tibia noche de otoño me alegra el espíritu o me lo deja temblando.. no sé, porque este poema de Alberti que nos regalas es sublime mujer.
Me quedo con: Tú no te irás, mi amor, y si te fueras,
aún yéndote, mi amor, jamás te irías.
Ohhhhhh mamma mía!!!
Un abrazo bién fuerte.
Hay que echarse a la voz y al viento.
Saludos.
Hay que echarse Pedro, a la voz y el viento, y ser hoja do Otoño que no sabe donde caer...y Carmen yo también me quedo con esas palabras sabiamente elegidas.Besos.
Bellos versos cuando el poeta expresa aquello que alguna vez sentimos poniendo en palabras nuestro sentimiento.
Un saludo cariñoso.
Buenas noches, mojadopapel:
Has elegido un poema perfecto. Cada verso es completo en si mismo.
...Y en ese viento que va y viene voy,
y en ese viento siempre me verías.
Saludos. Gelu
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